domingo, 25 de marzo de 2018

Personas tóxicas ¿De dónde sale eso?

Esta mañana encontré  en redes sociales el post de un compañero de clase que decía “ perdónenme si alguna vez fui la persona tóxica en su vida”. Me causó impresión. No por que pidiera perdón, sino por el hecho de que una persona pueda llegar a pensar que causa toxicidad en la vida de otra.

Más si tenemos en cuenta que como seres humanos somos seres libres de elegir a quienes dejamos entrar y a quienes vetamos de nuestras actividades cotidianas.

Les voy a comentar porqué no estoy de acuerdo con el término persona tóxica:

1. La parabra tóxico según la RAE (Real Academia de la Lengua Española) es un adjetivo e implica que aquello a lo que caracteriza “contiene veneno o produce envenenamiento”. Partiendo de aquí la definición ya es bastante fuerte como para decir que una persona es tóxica.  Además suena a Melodrama.

2. No conozco un ser humano que carezca de pesimismo, aunque la actitud es clave a la hora de enfrentar los retos, existen otros factores y circunstancias que pueden cambiar nuestros estados de ánimo: biológicos, hormonales, personales, sociales… un instante puede definir el hecho de que alguien se convierta en indeseable para otros. Esto no quiere decir que una persona sea tóxica, sino que necesita ayuda (a veces médica o psicológica) y no siempre sabemos cómo brindarla o no somos los indicados para hacerlo.

Teniendo lo anterior en cuenta. Sí, puede ser momento de cortar el contacto con los contactos que están "de malas". Así sea delicioso quejarse, somos nosotros quienes ponen los límites de su influencia en nuestra vida.

Debemos aceptar con madurez cuando nos hemos dejado llevar en vez de culpar a otros. Muy dentro cuando nos acostamos en la cama y miramos al techo con los pensamientos íntimos agolpados en el cerebro, es necesario reconocer nuestra capacidad personal para elegir lo que nos atormenta y lo que no.

3. Las palabras tienen mucho poder, decirle a alguien que nos amarga o jode la vida, que la complica o que es tóxica puede herir gravemente su autoestima. Es poner adjetivos de manera irresponsable en nuestra boca sobre lo que sentimos frente al otro, esto no necesariamente coincide con quien está en frente nuestro. Una cosa es el efecto que alguien genera en nuestra vida y otra su ser.

Puede que alguien que para nosotros parece “tóxico” no sea tan terrible y que un madrazo o un golpe duelan menos que esa palabra tan sencillas. Por otro lado antes de hablar debemos recordar que la  decepción aparece cuando aquello que imaginamos y  que vivimos no concuerda, no todos pueden responder a nuestras expectativas, ni viven en función de nuestros deseos.

finalmente, hay algo que la vida y el amor me han enseñado:  si queremos podemos aprender de todo. No hablemos de personas tóxicas; sino de otros, que están ahí para enseñarnos lo que no deseamos ser. En el fondo del corazón sabemos a quienes debemos dejar ir para que puedan tener oportunidades nuevas y crecer a su propia manera. Todos somos distintos, tenemos historias, dolores y maneras diferentes de constituirnos de esperanzas y vacíos.

La próxima vez que estés pensando en deshacerte de una persona tóxica ten en cuenta que su paso por tu vida también trae enseñanzas. No te deshaces de una persona, sino de una relación que no le aporta mucho a tus expectativas personales. Tómalo como un aprendizaje, quítale la etiqueta de tóxica y reemplázala por la de una persona que ya que ha cumplido su ciclo junto a tí.