jueves, 16 de noviembre de 2017

El discreto encanto de las iglesias municipales.

Iglesia de sativasur.
Hasta hace poco pensaba que el centro de  los pueblos de Colombia que he visitado era una especie de copiar y pegar arquitectónico. Como si alguien les hubiera dicho ponga aquí una iglesia, al frente una placita, unos cuantos locales comerciales y un vendedor de helados o chucherías para que la gente se entretenga.

No podía estar más equivocada.

Uno sabe que llegó a un municipio y no está en las afueras cuando ve  una construcción imponente erigida en nombre de la fe que saluda y avisa a los visitantes desde el centro del lugar. La  iglesia, que suele ser el blanco de las fotos para Instagram, la parada para estirar las piernas, observar un rato y seguir el viaje.

Un pueblo clásico no tiene "sabor a pueblito" sin la iglesia. Miro las estatuas de santos pienso en las caras neutras o de sufrimiento. Me fijo en el cariño con que las han vestido, los trajes que pueden ir desde bordados hasta pedazos de tela colgados con pereza y repletos de polvo. Noto los tamaños de los viacrucis, los caminos al altar, pienso en el las medidas tentativas de las cúpulas, los arcos y la posible antigüedad de las cruces. A veces cuando nadie me ve, cierro un poquito los ojos para reconocer el eco pequeñito y fascinante de los murmullos y la respiración de alguna persona, como si tuvieran la posibilidad de escuchar al otro pero nadie se atreviera a hacerlo.

En algunos santuarios lo más interesante son los peregrinos o sus rastros. Mis últimos dos días se escaparon como espuma de mar, uno de ellos en el templo del señor de los milagros de Sativasur, un municipio pequeño con gente super amable del que no había escuchado  hasta hace poco. Solo estando en ese lugar entendí el discreto encanto de las iglesias municipales.

Me paré frente al Cristo que según me comentaron es el mismo desde hace más de 400 años  y observa a los fieles desde la parte más alta de unas escaleras curvas con vitrales sobre un pedestal adornado con flores de plástico y cartas de necesidad o agradecimiento.

Llena de curiosidad y sin tocarlas comencé a leer, una placa de mármol de una familia que venía desde Venezuela y agradecía los favores concedidos; un papel de agenda pequeña escrita en rojo en el que se notaba la dicha por tener buena la salud y la familia. Una mujer que escribió “te dejo a mis hijitos… ”  sentí un nudo en la garganta, pensé en mi mamá. Frente a mis ojos estaban  una serie de secretos y testigos de la vida y el corazón humano expuestos a plena luz. Que nadie a mi alrededor se interesaba por leer.

Entendí, la necesidad y la alegría de los habitantes de un pueblo al que no hay acceso fácil, al cura que nos ofreció almuerzo con huevo papa arroz, pollo y tomate porque no había restaurantes al rededor. Comprendí porqué hay gente en los pueblos que camina descalza y se arrodilla en la iglesia, la bendición lenta de los abuelos y a los niños corriendo en la plaza.

Supe que el discreto encanto de las iglesias municipales  no estaba  apenas centrado en la necesidad de un milagro, había algo más, sencillo, humano, que hace también parte de la ciencia, que ayuda a que se produzca todo el conocimiento del universo: la incertidumbre, la vida y la fe.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Los orgasmos literarios sí existen

Literatura histérica es un Proyecto de video creado en el año 2012 por el artista Clayton Cubitt, que ha sido visto más de 45 millones de veces y no es para menos, la idea central es excitante. Una serie de mujeres bien sentaditas y vestidas, van leyendo fragmentos de diferentes libros mientras son estimuladas sexualmente con un vibrador hasta llegar al orgasmo.
Durante cada vídeo sucede algo esperable, se documenta de manera perfecta que, por más que lo intenten ninguna  de las lectoras se puede concentrar muy bien… en esta serie de videos, subyace un toque profundamente femenino, que puede llevarnos a reflexionar acerca de ideas tradicionales como la separación entre racionalidad y emoción que se nos plantean desde edades tempranas a través de luchas entre lo que debemos y lo que queremos.
Cubbit es uno de esos artistas que no esconden el lado rebelde e impresionan a primera vista (ya sea para bien o mal) tiene una colección de retratos en primer plano, donde cada arruga, peca y trozo de piel se entregan a la moda, el movimiento o la expresión. Uno de sus trabajos más conocidos es un  video para el polémico dúo musical   Die Antwoord.
Les dejo el link al proyecto y un video… para que se antojen y miren, si les da pereza ver todo, vayan al minuto 6:06 y se hacen una idea.
A estas alturas ¿Quién dijo que leer no podía ser sexy?

miércoles, 12 de julio de 2017

Así es tener casi 30 años y no haber probado una cerveza

Cada vez que me preguntan si tomo en una reunión social digo que no, siempre sigue un interrogatorio que me hace voltear los ojos. Algunos piensan que es por salud, otros por religión y a la mitad le he dicho que me voy a emborrachar el día de mi boda, pero creo que es mentira.

Desde pequeña, como a eso de los  7 u 8 años me impuse un reto personal “ no probar un vaso o un sorbo de alcohol”. No fue porque mi madre hiciera campañas interminables contra el líquido que anima las fiestas de muchos, sino por una convicción personal que vino a través de charlas con mi abuelita, la observación de borrachos panzones y señores orinando en potreros durante los viajes que hacía con mis padres en vacaciones.

Durante la adolescencia me ofrecieron vino, cerveza, champagne y otro montón de bebidas espirituosas. Confieso que he ido a pocas fiestas, en todas he bailado hasta que me duelen los pies; en algunas me miraban mal o me rechazaban por no tomar ni una gota de licor, en otras me hacía la loca e intercambiaba mi “shot” con el de alguien realmente ebrio; para luego sonreir levantando la copa ajena vacía; aun sucede.

En la mayoría de encuentros sociales con licor que involucran más de 5 personas, hay un desconocido cuyo objetivo personal de la noche se convierte en hacerme tomar un vaso de cerveza. Existen quienes me dicen que soy infantil por no tomar, que no hace daño, que no sea tan paranóica o santurrona. Otros guiñan el ojo en plan galante, ruegan que no les desprecie el trago, piden ginebra, un cóctel , una cerveza o un ron para la señorita y se lo terminan tomando solos.

A veces cuando la gente se pone pesada bromeo y digo que soy de una secta secreta de abstemios extremos, no falta quien ha creído que es cierto y me ha preguntado cómo entrar en ese exclusivo grupo.

El día de mis 15 años me tomé una foto con la copa de champagne, fingí dar un sorbo durante la filmación y le pasé la bebida a mi abuelo o mi padre, no lo recuerdo bien, pero en el video no se nota. En mi grado de universidad brindé con jugo de mango y cuando me invitan a bares pido una botella con agua, porque la mayoría de cócteles alternativos que he probado son demasiado dulces o saben terrible (Lo dice una mujer capaz de comerse medio tarro de arequipe sola).

A veces me preguntan si no extraño el trago o ¿Cómo hago para estar bien en una fiesta? la respuesta es simple: no le tengo miedo al ridículo y creo que en verdad no puedo extrañar algo que no he querido o deseado. El alcohol no me causa ni me ha causado curiosidad, en cambio sí me parece interesante mirar los efectos que tiene sobre los demás.

 En las celebraciones me río y hago tonterías como cualquier persona, siempre sobria. Afortunadamente mis amigos han llegado a comprenderlo y me defienden cuando algún gracioso trata de estrellar la botella de cerveza contra mi boca o ponerme licor en el jugo, esto último ha sucedido más veces de las que quisiera. Por eso, siempre huelo mi vaso en las fiestas.

He llegado a entender los olores del alcohol , aunque pocos me creen el del aguardiente quema la garganta; el de la cerveza me hace sentir seca, como si pasara arena. El del Bailey´s es dulce;  trae una sensación parecida a la del ron. Algunos de los olores me agradan, pero no me llaman ni me deleitan, otros por poco me provocan arcadas como el del Whisky.

De momento sigo en mi cruzada personal, dándomelas de ñoña o rebelde, como ustedes quieran llamarlo, aguantando elogios y vituperios por tener casi treinta años y no haber probado el alcohol.

No he tenido mi primer guayabo, o eso creo… solo hay algo que me parece muy peculiar; es que pocos me creen cuando les comento que nunca he tomado un sorbo de cerveza,  me preguntan cosas como ¿Y eres virgen? ¿Acaso estamos tan acostumbrados a que necesitamos un catalizador para entrar en clima de socialización?

Lo único que hoy sé es que esta mi forma de pararme frente a las compañías de bebidas embriagantes y decirles que quiero recordar cada momento, cada locura, que no les voy a dar mi dinero, pues prefiero gastarlo en libros, ropa y cosas que duren. Pero sobre todo es  mi forma de contarle al mundo que cuando bailo salsa o salgo a celebrar el corazón me late a mil, me siento alerta, feliz, viva y aunque muchos piensen lo contrario ¡Lo bailao nadie me lo quita!

jueves, 22 de junio de 2017

Theo Jansen, arte bestial en movimiento

Si usted viera una oruga gigante hecha de tubos amarilos, tornillos y mecanismos que ondulan perfectamente ¿Pensaría que es arte? Si es hecha por Theo Jansen, seguramente lo haría.

Este artista radicado en Holanda tuvo sus comienzos como estudiante de física, en la Delft University of Technology por esos lares de 1968 y en 1975 abandonó este camino para convertirse en pintor y crear esculturas cinéticas que mezclan conocimientos de física, geometría y arte.

Su trabajo se caracteriza por una precisión y delicadeza impecables. Entre sus obras de arte se encuentran un ovni que voló sobre Delft y causó un caos, una pistola de pintar sensible que reaccionaba a la luz y para finalizar sus bestias móviles, a las que llama “una nueva forma de vida” una especie de bichos gigantes hechos con tubos que caminan solos por la playa utilizando impulsos eólicos.

Sus animalejos, de playa, similares a bichos con muchas patas, han sido tan exitosos, que las sesiones para poder observarlos en la temporada del 2017 son pagas y ya se han agotado.
De momento los invito a ver un video de este artista que desafía la belleza convencional.


lunes, 12 de junio de 2017

No es lo que cree, sino como lo cree

Uno puede ser católico, cristiano, budista, practicar el Islam, ser ateo o creer en el monstruo de espagueti volador, siempre y cuando respete a la persona que tiene al frente.

En los últimos días la vida me ha hecho notar lo difícil que es entender la necesidad de creer del otro. Ha de ser por que las creencias personales son algo frágil y privado que sacude nuestro mundo entero, tal vez por la necesidad de protegernos frente a lo inexplicable.

Por otra parte, nunca he comprendido ese asunto de que la religión y la ciencia van una en contra de la otra. Desde un punto de vista personal, creo que apuntan al mismo lado: ¿De dónde rayos venimos? ¡Cómo nos explicamos que el mundo se está sosteniendo en una cabecita de alfiler en medio de la nada? ¿Para dónde va todo este hervidero de vida y sentimientos que  se nos acumula en forma de latido cada mañana?

La religión y la ciencia intentan simplificar y dar coherencia de maneras muy peculiares a lo que nos rodea; en esa medida, un médico que no pierde la capacidad de asombrarse con el cuerpo humano puede tener fe y practicar una religión (independiente de cual sea), un astrónomo consumado tiene la posibilidad de encontrar esperanza en medio de la nada y la incertidumbre o un párroco puede estudiar física y química pura si le viene en gana.

¡Ah! y los ateos, si no creen en nada divino, al menos tienen la posibilidad  de creer en si mismos, pero eso es otra discusión.

La fe, nace de una necesidad humana de creer, cuando ya no tenemos más fuerza ni confianza en nosotros mismos. Por eso, no es de extrañar que las plegarias con mayor sentimiento nazcan en situaciones difíciles, en terremotos, en velorios, o en medio de la soledad extrema.

Las plegarias, para mí reflejan un sentido profundo de introspección, de aceptar que existen cosas inexplicables, de sentirse pequeño ante un universo que está repleto de maravillas y que apenas comenzamos a entender. la ciencia, en cierto sentido se parece a las plegarias, que nacen de la suposición el asombro y la necesidad de cambiar una situación inicial.

A veces creer en algo, alguien o en nosotros es también una especie paliativo, además uno muy bonito, que nos sirve para reprogramar el cerebro y ponerlo a funcionar cuando todo parece perdido. También nos ayuda a retomar la fuerza cuando sabemos que no hay esperanza, no importa si ya sabemos que todo se va a la….. porra. Así mismo, considero que tener fe en algo es una manera de decir que no nos vamos a acobardar ante nuestro propio encierro mental.

No vengo a evangelizar a nadie. Sinceramente opino que esa capacidad de creer en algo, íntimo y personal, despertarse con un propósito y erigir  un sistema de valores que se transmite de generación en generación como los cuentos y las historias de las abuelitas es maravilloso.

Lo que sí me parece mal, es que no asumamos con responsabilidad  los actos de fé, que los confundamos con fanatismo  o que excusemos las malas acciones o los comportamientos poco humanos en nombre de la religión, pues cada uno de nosotros, tiene la responsabilidad sobre sus actos.  Nuestras manos, pies y músculos se mueven , generalmente por que se lo ordenamos.

Así que culpar a cualquier deidad de nuestra debilidad o nuestra falta de amor por la humanidad es un desperdicio de tiempo, nosotros podemos elegir la religión, podemos elegir nuestras preferencias sociales, inclusive podemos elegir lo que guardamos en nuestro corazón y mente, además de la forma en que lo hacemos.

Por otra parte, conozco personas de diferentes religiones y debo decir que de lo poco que  he visto  hay varias que  invitan al respeto por el otro cancelando algunos discursos maleinterpretables en la época actual (Por que seamos sinceros, hasta la religión tiene que adaptarse al cambio), entonces... se trata de creer en algo para mejorar la  humanidad

Seamos conscientes, el lío no es lo que creemos sino cómo lo creemos.

sábado, 29 de abril de 2017

Así es ir en mototaxi bogotano.

Después de contar 8 taxis llenos y ningún bus en la calle 100 miro a lado y lado, como quien busca que de la nada un ovni me traslade a un lugar de manera urgente. Un tipo vestido con mameluco negro y casco de moto se acerca... me va dando la pálida.

-Monita - Señala el logo del mameluco,  dice conductor designado y alguna cosa de confianza que no recuerdo bien... Lo leo,  miro a lado y lado. - Monita, lleva como media hora parada en la esquina. Soy mototaxista ¿Necesita transporte? - Hasta hace dos minutos no sabía que ese negocio existía en Bogotá. Sigo la búsqueda con ojos de perro hambriento, todos van llenos.

-- Está bien, ¿Cuánto me cobra hasta la 73? le advierto que me dan miedo las motos.
- Tranqui, monita, que si se agarra conmigo va segura.

Me pongo un casco gigante y negro que parece de power ranger, con una viscera que me hace doblar el cuello de forma extraña. Le pregunto donde pongo los pies por que no  puedo verlos, me dice que sobre los topecitos azules... palpo con las suelas de los zapatos lo que puedo y encuentro algo que asumo debe ser ese lugar.

 Agrarro al tipo como un oso perezoso,  pero con toda mi fuerza, el mototaxista intenta respirar para darme el mensaje de que lo aprieto muy fuerte. El animalito motorizado ruge.... RUUUUNN RUUUNNN.... El tráfico está estancado pero salimos entre un par de carros plateados y una camioneta blanca. Miro a lado y lado  ahora sé como se sienten los mensajeros de la surtidora de aves.

Medio minuto después estamos esquivando buses azules, carros rojos, blancos, el tipo va rápido. Me vibran la cola, la entrepierna, las piernas, la panza y otras cuantas vísceras. Entre semáforos es imposible no hacerse consciente de lo contaminado que está el aire en las calles citadinas y lo estrechos que son los espacios entre carros.

Los escritores deben salir de su zona de comfort... los escritores deben salir de su zona de confort, me repito mentalmente. Le digo al mototaxista que no hay tanto afán, aunque es mentira. Él vuelve a respirar, fuerte para que note que lo estoy asfixiando y le baja un poco a la velocidad. 

-¿Preciosa y por que le tienes miedo  a las motos? -  prefiero no contarle que ví como aplastaban a un mototaxista  cual cucaracha contra un camión de acarreos y opto por mi otra versión light. 

-- Es que cuando tenía como 12 años en un paseo a SantaMarta me monté en una y me quemé con el exhosto, menos mal mi madre no se dió cuenta.

-Huyyy, eso sí que duele como un pu-as, entonces ¿Nunca aprendió a manejar moto?

Dos conductores pitan y  se lanzan hijuepuntazos. 

-- no--

El mototaxista ríe.

Me relajo un poco, me siento como Amelie de Montmairtre, con un casco más feo, y sin Nino Quicampoix  de piloto. Mi cabello ondea en el viento; que bonita es Bogotá. ¡Mier.... un hueco! frenamos en seco,  saltamos, creo que se me reacomodaron los riñones. 

- Tranquila preciosa... que ya casi llegamos... el tipo hace una U entre todos los carros que no se mueven,  me habla de la aplicación de transporte para la que trabaja, me pasa su celular me dice que si quiere le cacharree. No lo recibo y lo agarro más fuerte, él toma aire; sube la calle a toda, gira a la derecha, llegamos a la séptima con 73.

Me bajo de la moto, me quito el casco y quedo con el pelo como las plumas del pájaro loco, le paso el billete, me dice que le faltan 200 para las vueltas, le digo que se quede con el billete.

Apenas pongo los pies en el suelo y comienzo a caminar noto que tengo las manos muy sucias, y el olor del polvo en la nariz, pero la bolsa sigue intacta, todavía me vibran las nalgas y las piernas.

Me repito  de nuevo: los escritores deben salir de su zona de confort, los escritores deben salir de su zona de confort.



jueves, 27 de abril de 2017

Feministas, feminazis y femitontas.

Desde pequeña me educaron para ser una “buena mujer”, crecí en colegio de monjas, estudié en universidad de curas y trabajé un par de veces con niños... Me enseñaron un montón de estereotipos y los aprendí, no para encarnarlos en mi ser, sino para observarlos.

Me enseñaron, que tenía que ser mesurada, verme bonita, cuidar mi lenguaje, tener cuidado con las malas personas. Me dijeron como patinar, lavar loza, usar tacones, cuestionar la ciencia y la religión, ponerme una toalla higiénica, trenzarme el pelo, pintarme las uñas, orientarme viendo Monserrate, dar una patada, calcular la capacidad pulmonar de una persona mediante ecuaciones, medir el pulso y porque no… cómo escribir (De todo eso, me quedé con lo último, a medias) .

Nunca me dijeron que no escribiera de sexo, ni de política, ni de religión, esos vetos me los puse yo sola, cuando noté que cada vez que se me resbalaba una opinión frente a estos temas era catalogada como feminista, feminazi, o femitonta… porque ¡Claro, las puchecas, que tengo muy bien puestas gracias a mi madre!  me dan un femi prefijo... El sufijo tiende a depender de mi interlocutor.

Tampoco me dijeron que en carreras como la mía ( periodista) a veces lo que se dice es la mitad de lo que se calla, ni que una mujer inteligente a veces sonríe y se hace la pelota eso lo aprendí a punta de metidas de pata.

Hace menos de un mes un hombre con educación universitaria me dijo que nosotras estábamos hechas anatómicamente para la cocina. Le pregunté si las dos bolas de grasa que ostentaba en el pecho me hacían agarrar mejor el trapero, tragó saliva y me dijo: a ver… me explico mejor, nosotros estamos hechos para cazar, ustedes para cuidar. 

No lo culpo, muchos de los hombres que conozco crecieron con esa idea, no les dijeron que también nacieron para cuidar, no solo a sus mujeres sino a la humanidad entera, a otros les enseñaron  que ser machos es resolver las cosas a puños para romperse el cuerpo y no el alma como nos pasa a nosotras. Esos últimos son los que muchas veces me han llamado feminista, feminazi y femitonta. (Perdonen por generalizar, pero sí, que viva la subjetividad)

Feminista porque hubo un tiempo a eso de los 19 en que no usé brassier y un par de amigos creyeron que era una protesta contra el orden patriarcal, y sí ,era una posición personal, pero no contra los hombres ni el orden social, sino a favor de la comodidad y la belleza libre.

Feminazi, por que contrario a lo que muchos piensan odio lavar platos y recoger desorden, en especial si es de alguien que no es capaz de decirme gracias. Femintonta “ por no aprovechar los papayazos” cuando un tipo me quiere invitar hasta el cielo y más allá  y me quedo  con mi novio eterno o cuando digo que a veces la idea la guerra me aterra.

Me enseñaron, que tenía que ser mesurada, pero no suelo serlo con mis opiniones; verme bonita , aunque me siento divina despeinada. Cuidar mi lenguaje y lo acaricio cada vez que puedo, hasta que me pego en la punta del dedito y lanzo un sonoro hijuepuntazo…

y  aunque no me declaro feminista, ni machista, ni ninguna de esas vainas... solo puedo decir una cosa.

Lo mejor de todo lo que me enseñaron fue, que al momento de ponerme en los zapatos del otro, el género y el sexo no importan tanto como parece, todos debemos tener cuidado con las malas personas: Los extremistas que maltratan a los demás por opinar diferente, que juzgan por las rarezas, capaces de  encarcelar a otros o a sí mismos en un cliché, que creen en la existencia de personas netamente feminazis o femitontas.

lunes, 3 de abril de 2017

Lianne La Havas, música simple y sexy.


Lianne la Havas es una cantante londinense con una voz que parece seda y caramelo, igual que su piel oscura. Su música tiene unos cuantos toques de soul,  chill out y pop, recuerda un poco a Alicia keys y Macy gray.

Es una de esas chicas cuyos videos en vivo revelan mejor la calidad de su voz que los clips oficiales en su canal de Youtube  ¡Es que, tiene una voz super sensual, que no llega a ser agresiva!.

Por el momento, sé poco de ella solo que recibió el premio iTunes Best of 2012 y he quedado enganchada con su cover de “ say a Little prayer “ y  la canción “ what you don´t do” Los invito a darle una oportunidad.

Recomiendo la música de esta mujer para: estudiar, hacer pereza, yoga, un momento en pareja o en la playa.

 Pero, dejemos que la música hable por sí sola, les paso algunos clips de Youtube para que la escuchen.

What you don`t do: ( sesión para Deezer)



Tease me (No pude encontrar para quien fue esta sesión acústica)





miércoles, 22 de febrero de 2017

Francesca Michielin: romántica, italiana, milennial, pop.

Francesca Michielin nació en 1995 tiene pinta de vecina o compañera de clase, ojos cafés, piel banca, casi recuerda a Cristina Ricci cuando pequeña, sin embargo no es actriz, sino una cantante italiana que viene con melodías cargadas de pop electrónico y música romántica, acompañados de una voz suave bastante relajante.

Esta chica se hizo famosa en el 2011 por ganar el factor X de Italia, de ahí en adelante su carrer a ha ido en ascenso, no es un huracán, pero definitivamente tiene cierta dulzura característica que la hace especial.  Las letras de sus canciones tienen ese aire cursi noventero que da pena admitir que se clava en el cerebro. Su estética personal baila entre la sencillez y la elegancia atravesadas por un ligero guiño a lo infantil.


Francesca Michielin, en definitva es romántica, italiana, milennial, pop pegajoso, para cantar con un cepillo por micrófono.

 Es mi recomendada de esta semana, les dejo 3 canciones.




sábado, 18 de febrero de 2017

Yo antes de ti… Comentario literario desde la sensibilidad

Cualquiera que haya visto fallecer y apagarse poco a poco a un ser amado sentirá en la piel cada página escrita por Jojo Moyes en Yo Antes de ti.

No es vano que esta novela excesivamente dulce ( demasiado, repito, demasiado) se haya convertido en una película. No es casualidad que las imágenes del film sean preciosas, pues estaban descritas en el libro con tanta exactitud que resulta fascinante.

Ví la película antes de leer el libro, y me atrevo a decir que ambos son magníficos, tienen lenguaje ameno, simple, enganchador ambas versiones de la historia me fascinan. ( Ahora más, después de haber leído).

Leer Yo antes de ti es meterse en la piel de una mujer que cuida a un hombre tetraplégico, sentir su peso, su olor, sus miedos, sus deseos y sus ansias. Es un libro recomendable para todos aquellos que quieren reencontrarse con el sentido de su propia vida.

Este libro es especial, debo admitirlo, fui renuente a leerlo, y cuando lo tuve entre mis manos no lo devoré rápidamente, en vez de eso disfruté cada una de las páginas como si se tratara de un paquete de dulces que no deseaba acabar. Sonreí, lloré y se me aceleró el corazón.

Aunque la novela   no está centrada en los detalles médicos y tal vez puede haber un par de pecados por inocencia, frente a la cuadruplegía. Debo decir que el factor humano está bien cubierto, los personajes tienen errores,rabietas y momentos de felicidad agridulce y genuina, son como tú  y como yo… personas que dejan las dos dimensiones, para salirse del papel e instalarse en el corazón.

Lou, la protagonista, es una mujer vivaz atrapada en su pueblecito en Londres, que se viste de manera extravagante, se siente cómoda con su vida hasta que consigue un trabajo como cuidadora de Will Traynor, un Joven ejecutivo, sarcástico, rico y arriesgado, amante de explorar el mundo que vive atrapado en su propio cuerpo a raíz de un accidente que lo deja cuadriplégico y le impide tener la vida que soñaba.

Will concede a su madre y a su padre un plazo de seis meses antes de pedir eutanasia, durante este periodo, Lou intentará devolverle las ganas de vivir. Ambos aprenderán a querer de una nueva manera, una que incluye tragarse el orgullo y hacer a un lado la satisfacción personal, para ponerse en los zapatos del otro.

jamás me hubiera imaginado leyendo un “libro de sicklit” pero debo admitir que me metí totalmente en la piel de Lou y sentí su dolor como si fuera mío, ella es de esos personajes que simplemente abren un huequecito en el alma y se vuelven entrañables.


Reitero que quien haya tenido que cuidar a una persona amada mientras se marchita va a  vivir el libro en primera persona, es precioso y no tengo nada más que decir, para mí tiene un 4.8 sobre cinco Lo recomiendo muchísimo.

Por otra parte… la película le hace justicia.

 ADVERTENCIA:  NO LEA ESTA OBRA, NI VEA LA PELÍCULA SI ESTÁ DEPRIMIDO.

Si son lectores perezosos les dejo el trailer de la película.

jueves, 9 de febrero de 2017

Decálogo para ahuyentar a un amante de las letras


Si usted sale con una persona que ama escribir o leer considere seriamente esta lista con algunos de los comportamientos susceptibles de provocar que un escritor salga despavorido de su lado:

1) Hable en tono filosófico de todo, recite una lista de los mil libros que ha leído y desprecie cualquier curiosidad intelectual en terrenos diferentes a las ciencias sociales o el lenguaje.

2) Si puede utilice un estilo meditabundo y ensimismado en sus conversaciones; como si fuera una persona que no tiene ningún interés terrenal, profundamente decepcionada de todo y todos. Despotrique sin piedad sobre gente relevante en el ámbito político religioso y económico durante la primera cita.


3) Llévelo/a solamente a tomar trago y bares medio hippies… olvídese del cine, el deporte y todo lo que no implique un aire de intelectualismo barato y rebelde. Recuerde que por ser escritores somos un cliché viviente: Bohemios, amantes del vino, rumbero, nos alimentamos de sexo, poesía de la vida y una que otra bocanada de aire.  Porque eso sí ¡A los escritores nunca nos da hambre y menos ganas de perro caliente!

4) Dígale al susodicho/a que escribir es solo un pasatiempo, que no hay necesidad de estudiar, que su oficio no tiene ninguna relevancia social y que cualquiera puede hacerlo bien.

5) Recurra a Táctica y estrategia de Benedetti, el Poema 20 de Neruda o el Nocturno  de José asunción Silva como método de conquista.  Si puede leerlo con aire lastimero, torciendo los ojos como si se le fuera la vida mejor.

6) Hágale cartas en las que utilice angliscismos y frases de cajón para cualquier cosa que se pueda decir fácilmente en español: Eres full cute, no cambies never XOXO, son las mejores líneas para lograr que un escritor se evapore.

7) Coméntele que no va a leer el libro que le recomendó porque ya vio la película o que no va a ver la película porque ya se leyó el libro.

8) Responda los chats únicamente con monosílabos, Ja ja ja, emoticones y gifs.

9) Termine todas las conjugaciones del pasado en segunda persona singular con ES: dijistes, hicistes, trajistes, dejastes, recuerde que a los escritores les fascinan los ejemplos vivos de la flexibilidad de la lengua y usted tiene muy bien ejercitado ese músculo.

10) Cuando le pida que le escriba algo bonito copie y pegue mensajes cortos de cadenas de internet o dígale que encontró la meca de la poesía auditiva y póngale una canción de Arjona.

sábado, 28 de enero de 2017

Cinco cosas pequeñas para iniciar nuestro día con la mejor energía del mundo

1) Saludar  de manera cortés.

Un buenos días y una sonrisa sincera pueden alegrarle la mañana a cualquiera.

2) Darle un abrazo a nuestra familia o compañeros antes de salir de casa.

La vida es   muy corta para andar ahorrando abrazos o para  dejar de decirle a las personas al rededor cuánto las queremos. Además los abrazos nos ayudan a generar liberación de oxitocina, una hormona relacionada con el manejo de la presión sanguínea en casos de estrés. ( ver artículo, en inglés)

3) Decir por favor y gracias.

Suena algo básico y obvio pero no lo es, existen muchas personas que van por la vida pidiendo las cosas como si los demás tuvieran que cumplir sus órdenes. Al decir por favor y gracias le estamos diciendo a la otra persona que apreciamos su ayuda y valoramos su opinión, se trata de dos palabras muy cotidianas que no solemos tomar en serio.

4) Cantar, silbar o escuchar música mientras estamos en plena ducha. 

No importa si tienes voz de sirena o aullas como un Huskee, la gracia es sacar la estrella de rock que llevamos dentro, al fin y al cabo nadie nos está mirando, no solo hay que limpiar el cuerpo, también la mente y cualquiera de estas tres actividades son muy relajantes.

5) Comer algo pequeño con otra persona.

Puede ser un bocado que traigas de casa, un café, una galleta o cualquier cosa que puedas compartir. Al comer junto a alguien estás cuidando de esa persona y de ti mismo. Comer con compañía suele ser muy agradable y permite entablar conversaciones cortas que no van a ocurrir en plan de trabajo o estudio.

jueves, 26 de enero de 2017

Tres pasos para enfrentar la tristeza

Este post lo hago con mucho cariño por que en esta semana he hablado con varias personas que me dicen que se sienten tristes, sin embargo, advierto que no soy psicóloga ni psiquiatra, estoy aprendiendo a vivir como todos los seres humanos.

Para todas ellos decidí compartir estos pasos simples que me  han ayudado a mejorar mi estado de ánimo cuando parece que los ojos se quieren convertir en la orilla del mar.

1) Preguntar como un loco y buscar respuestas en el interior, no en los demás.

para entender y asimilar la propia tristeza es necesario reconocerla, aceptarla y buscar entenderla, así podremos usar esos bajonazos emocionales de la manera adecuada para transformarlos en algo sanador, como arte, por ejemplo.


2) Hablar con la tristeza:

Suena loco, pero cada tristeza sentimos es una alerta del cuerpo, la mente y si se quiere comprender de otra manera también del alma. Las lágrimas o el mal llamado nudo en la garganta siempre tienen algo que decirnos; a veces se trata de carencias, excesos mal encaminados,  inclusive puede ser nuestro cuerpo avisándonos que necesita más atención.

Hay que escuchar a nuestra tristeza y entender de donde viene para saber hacia dónde debemos ir para buscar respuestas; se puede preguntar: ¡Oye tristeza! ¿Qué mensaje o enseñanza tienes para mí?

Hay que hacerle a la tristeza 5 preguntas:

¿Qué es eso que siento? (A veces confundimos muchos sentimientos como la melancolía, la nostalgia, el aburrimiento e inclusive la rabia)

¿Por qué estoy triste?: aquí no se vale echarle la culpa al otro, inclusive en los duelos la tristeza está ligada con nuestra manera de asimilar cada momento, hay tristezas que sí valen la pena y otras que no, es necesario sentarse a pensar si la situación en que estamos realmente merece que gastemos nuestra tristeza en ella y nuestra energía en ella.

Si no es así, es necesario que nos preguntemos ¿Por qué permito que esto me ponga triste? lo mejor que podemos hacer es buscar soluciones y alternativas en vez de culpables.

¿Dónde siento la tristeza?
Hay que saber diferenciar esas partes del cuerpo o del ambiente en donde se siente la tristeza. no todos la vivimos igual.

Hay personas que somatizan con gastritis por que se tragan el dolor, otras comen en exceso para llenar vacío o acumulan cosas. Algunos sienten un gran peso en la espalda por que sienten que cargan con más de lo que pueden, otros pierden la noción de lo que los rodea... En fin.si podemos identificar nuestra tristeza en un lugar físico tenemos más pistas para vencerla y no caer en comportamientos nocivos afectando lugares determinados de nuestro cuerpo o poniéndola en objetos.

¿Cómo puedo remediar mi tristeza?:

No se trata de soluciones mágicas, sino de tomar acciones personales así sean pequeñas: sonreír frente a un espejo,  arreglarnos con ropa que casi nunca usemos, dar una caminata por un parque, escribir, dibujar, hacer ejercicio,  buscar un café que no conozcamos, charlar con alguien, el caso es no quedarnos quietos y transformar esa sensación. Por ejemplo: si sientes que los ojos te duelen puedes hacerte un masaje o lavarte la cara con agua. Si sientes que el pecho se te cierrapuedes recostarte en algún lugar cómodo y respirar profundo.

Si es una tristeza de las que no te dejan mover (que existen) ducharse, meditar y dormir un rato es una buena opción.


3) Recordar que es normal sentirse triste alguna vez en la vida (No todas).

Entender que los momentos difíciles son algo pasajero pasajero, y forman parte de un encuentro muy personal que está allí para enseñarnos. A veces puede que en el futuro hasta te rías de lo que piensas mientras estás triste.

Si nada funciona: crea una lista de mùsica feliz para emergencias: deben ser canciones que tengan mensajes alegres, si quieres añadirle algo màs compra chocolate, fruta o cualquier cosa que relaciones con un instante muy alegre en tu niñez o en tu vida y respira un poco, recuerda que la solución depende de tí.