Antes de que empiecen a leer pido perdón a todos mis amigos
y compatriotas de preferencias sexuales diversas por este post, sé que les va a
doler.
Los últimos días he escuchado montones de justificaciones y
des-justificaciones sobre la adopción igualitaria, no tiendo a dar mi punto de
vista político porque no me considero alguien competente para manejar o
aguantarse a medio país. Pero hoy tengo algo que decir.
Yo apoyo el hecho de que existan
familias diversas, sin embargo, opino que Colombia aun no está preparada
para esto. El primer signo de ello es que aun vivimos en un país en el que para
insultar a otro todavía se le dice marica.
El segundo es que seguimos censurando o
hablando por debajito de sexo en los colegios. Puede que esté equivocada,
pero no conozco planes masivos de sensibilización
y educación sobre diversidad e identidad
sexual en nuestras aulas desde edades tempranas.
No estamos preparados sobre todo porque
seguimos siendo un país tremendamente violento y discriminante desde la palabra
hasta la acción, desde y hacia la comunidad LGBTI ( y las demás letras que se me
olviden, por eso sí que pido perdón). Para mí la homofobia es tan dura como la
heterofobia.
Me parece un poco loco ese asunto
de que la adopción podría ser válida si en el acto de la concepción participa uno de los padres biológicos,
por aquello de que personas con preferencias homosexuales tendrían que buscarse
a “alguien que les haga el favorcito”. Un
niño no es meramente una cuestión de suma y resta de óvulos y espermatozoides,
un niño también es un sujeto de construcciones sociales y ante todo un ser
humano que tiene que vivir. Eso de que le presten un ovulito o un espermatozoide
a alguien puede llegar a ser muy duro para una persona que por X o Y razones decidió amar a alguien de su mismo sexo.
Para bien o para mal vivimos en este
lindo país en el que hace falta avanzar muchísimo en materia de tolerancia y educación
sexual, tiramos la piedra y escondemos
la mano ante los embarazos adolescentes
con un “ella se lo buscó por tener la
falda tan corta”. Aún no tenemos un sistema realmente fuerte para defender los
derechos de las prostitutas; peor aún no sabemos cómo afrontar la prostitución
infantil y tampoco hay manera de garantizar que los niños y adolescentes gays
tengan una educación sólida que les permita ejercer su sexualidad de manera
sana y responsable, lo que ayudaría bastante con temas como el VIH . Aunque lo intentamos y lo
intentamos y lo intentamos.
¿Cómo podemos pedir un fallo
positivo, y rasgarnos las vestiduras en internet protestando si ni siquiera
hemos logrado vivir la tolerancia frente
a las madres o padres solteros? ¿Si nos
sentimos asqueados o nos ruborizamos con besos en la calle?, inclusive ¿Cómo
vamos a soñar con adopción de parejas sexuales diversas en un país en que el
matrimonio gay sigue siendo fuertemente
criticado y en el que se cuestiona su validez?
Considero que no estamos listos para la adopción igualitaria
porque solo con ver los estados de Facebook encuentro ataques constantes a la religión, a
la heterosexualidad, la homosexualidad, y a los puntos de vista de los demás.
Imagínense, si la cosa es tan difícil entre los grandes, como podría llegar a
ser en los colegios?
Opino que Colombia todavía no está lista, no por que falten
las ganas ni el amor, no porque a nuestros políticos se les antoje, ni por que la
iglesia tenga una posición fortísima en la definición de familia. Más bien,
creo que Colombia no está lista por que nos hace falta educarnos otro poquito
para entender que la política y la religión deben pensarse desde otro ángulo,
el del bienestar social y no el de la objeción de conciencia.
Lo bueno es que la discusión sigue, va a seguir, está
tocando fibras sensibles y ya estamos
hablando de parejas diversas, eso es mucho, pensando en dónde estábamos hace
algunos años.
Lo malo es que aún no estamos preparados, por que nos
hace falta muchísimo tiempo para entender y poderle enseñar a nuestros niños
que eso de “amarse unos a otros” no solo es un tema bíblico, sino una opción de
convivencia y acción social. Tenemos que aprender que adoptar no es un tema de ser o no gay, porque la adopción no es un
asunto de amor meramente sexual, sino de amor filial.