viernes, 27 de julio de 2018

Labiales: color belleza y lucha por la feminidad.


Marilynn Monroe hizo del labial rojo su sello personal, las chicas góticas se pintan los labios oscuros, las mujeres de todo el planeta dan besos de colores desde tiempos tan antiguos que la abuela de nuestra abuela, no alcanzaría a saber cómo ni cuándo apareció esa barra superpoderosa para ponerle color y sensualidad a nuestras palabras o a resaltar las selfies con cara de pato.

Uno de los registros más antiguos del uso del labial data del año 3.500 antes de Cristo, se cree que se utilizaba para demostrar estatus social, por ejemplo: la reina SChub-ad del antiguo Ur utilizaba un pigmento especial que tenía rocas rojas trituradas para embellecer los labios. Los pigmentos de la época se guardaban de forma rudimentaria en cáscaras de ostras, el rojo no era el único color, otros como el magenta o los tonos oscuros también formaban parte de la belleza egipcia que ha sido inmortalizada bajo la representación de Cleopatra.

Pero la historia del labial no está llena únicamente de glamour, también de muerte, brujería y prejuicios.  Las mujeres de la antigua Grecia, aparentemente no debían utilizar labial en público pues este se reservaba a las servidoras sexuales.

Ya un poco más tarde, durante el medioevo en Inglaterra el uso del labial rojo escandalizaba, la iglesia desaprobaba su uso ya que alentaba la lujuria y no denotaba pureza o castidad, tal vez un poco de rosado o lila podrían hacer más hermosa a una dama. Aunque el maquillaje atravesaba una era pálida, ya se reservaba para los espectáculos y el ambiente bohemio.

En Norteamérica, en cambio, cerca de las primeras décadas de 1900, comenzaban a proliferar las compañías cosméticas que no siempre teníaan los estándares de sanidad adecuados, los labiales estaban envueltos en papel o en otros contenedores rudimentarios, las estadounidenses comenzaban a aceptar dichosas las tendencias del rouge francés y aparecían las primeras barras con labial que podía subir y bajar. En 1915 Maurice Levy tenía la idea de producir labiales a gran escala empacados en tubos de metal. En la década de 1920 la industria de los labiales iba en alza, y cada vez había màs innovación, incluso apareció el delineador de labios.

La guerra mundial fue la encargada de exigirle color a los rostros, algunas empresarias como Elizabeth Arden que aún en la actualidad sigue vigente, crearon imperios cosméticos y de belleza para alegrar la cara de sufrimiento de las amas de casa y las mujeres que comenzaban a trabajar y liberarse de diversos estigmas sociales en esta época, como enviudar y criar hijos, ejercer actitudes poco femeninas como el trabajo que no siempre estaba bien visto. El labial, ahora no solo era un compañero de belleza, ni una frivolidad, sino una herramienta de empodermaiento, y belleza frente a al dolor de la guerra.

Poco a poco la creciente demanda de este producto requirió que existieran regulaciones en todo el mundo, durante muchos años se conocieron casos de intoxicación con mercurio, plomo y otros compuestos, pero eso es otra historia y deberá ser contada después. Lo que sí está claro es que en la actualidad las barras para pintar los labios vienen en todos los colores, sabores y olores que podamos imaginar, han venido para quedarse y siguen formando parte de la vida de las mujeres y ¿Porqué no? también de algunos hombres.

Los labiales son la prueba de que la boca femenina está hecha para hablar, seducir,
 mostrar fuerza, compartir conocimiento y no solo para quedarnos calladas, porque con colores en el rostro, la vida es más amena.

Si quedaron con curiosidad, de aquí salió la información para este artículo: https://dash.harvard.edu/bitstream/handle/1/10018966/Schaffer06.pdf?sequence=1


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