Una vez un profesor me dijo una frase que pagó la mitad de
mi carrera: “Todos tenemos una grieta,
así es como la luz puede entrar” en ese momento no sabía que se trataba de un
fragmento de “Anthem” por Leonard Cohen.
Hay canciones suaves que se cantan desde la base de los
pulmones, desde las grietas más íntimas, aplastando cada mililitro de aire
hasta no poder sacar más, sin necesidad de gritar, como si todo el impulso se
decantara sólo en una palabra, una suavecita, en este caso: un Aleluya.
Debo admitir que no conocí a Cohen como debería, aunque tuve
padres nacidos en los sesentas y el único recuerdo de su música es precisamente
un aleluya roto, como dice la canción; por algún motivo la tarareaba en la
ducha, en especial cuando me sentía descorazonada.
Luego volví a escuchar la canción en Shrek y pensé que no encajaba
ni un poquito con la película, pero hizo que muchas personas jóvenes conocieran esta tonada.
Es inevitable sentir una melancolía abrumadora en cada canción
de Cohen, que los párpados se hagan ligeramente pesados, notar la voz que camina como una tortuguita tratando de llegar hacia las olas.
Es difícil no sentirse arrullado o rendirse cuando se
escuchan canciones como Take this Waltz y más cuando se trata de uno de los últimos
videos; el señor se mueve en cámara lenta, pero la pasión por la música parece
escaparse de los poros.
De pronto, por vivir con las grietas expuestas, con la luz escapándose
es que este hombre pudo ser músico hasta
el final, no haré cuestionamientos biográficos, porque para ser sincera no
tengo ni idea de cómo fue su paso por este
mundo, apenas pude leer una artículo acerca de un concierto en el que salió del
escenario porque ceyó que defraudaba a las personas si no sentía las
canciones con todo su ser y quería devolverles el dinero.
Me cuestiono un poco, ¿acaso la humanidad sería más sensible si fuéramos capaces de dejar
entrar la luz, exponer las heridas y sentir esta canción maravillosa que es la
vida? Si tuviéramos la integridad suficiente para devolver la recompensa de
nuestro trabajo cuando no lo hacemos de corazón.
A Cohen, le deseo un buen retorno a la tierra, al cielo o
donde sea, a ustedes que disfruten de la divina melancolía, de la música diaria, que dejen
entrar la luz por las ranuras.
Este post es parte de mi colaboración con el blog : sinombligo project.
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