martes, 4 de agosto de 2020

5 cosas que debí saber a los 20 años

Cuando pasa la adolescencia se nos abre el mundo. Nos sentimos suficientemente maduros para afrontar la vida. La independencia personal y económica comienzan a ser prioridades personales y queremos explorar un montón de oportunidades. Sin embargo, aun queda mucho por aprender y hay cosas que a pocos nos enseñan en familia o en el aula. Estas son algunas:

1.     La profesión no se construye solo en la formación académica.

Nunca me enseñaron que los contactos profesionales no eran solo mis compañeros de carrera, ni que se debe comenzar a dar pequeños pasos o ejercer la profesión desde que se está estudiando. Esto es importante pues cuando nos enfrentamos al mundo laboral, nos pedirán experiencia y recomendaciones.

2.       La constancia y la creatividad son fundamentales.

La práctica nos enseña a perfeccionar talentos. A veces es necesario el redireccionamiento de las cualidades. Ser constantes y tener un objetivo claro nos ayuda a tener impulsos para continuar nuestro camino a pesar de los obstáculos.

La creatividad, en este post, no se refiere a la capacidad para inventar cosas fuera delo común, sino a pensar nuestros problemas y soluciones de formas diferentes. Darle la oportunidad a quienes ven diferente la vida de aconsejarnos o dejarnos sorprender por otros puntos de vista.

3.       Todos tienen días difíciles.

Estamos acostumbrados a mirar a nuestros compañeros de clase, de trabajo e incluso a nuestra familia y amigos más allá de sus problemas. Hay personas que se atreven a verbalizar el malestar y hay quienes empaquetan sus sentimientos y se guardan las dificultades. Antes de emitir comentarios severos acerca de otra persona podemos pensar bien lo que debemos decir, especialmente en el trabajo. Donde la posibilidad de generar relaciones de camaradería suele basarse principalmente en los aspectos laborales y no en los personales.  

4.       Las redes sociales dicen mucho de nosotros pero no nos definen

Las redes sociales; hablan de nuestras preferencias estéticas, los temas que nos interesan, la frecuencia con que vamos a lugares específicos y cómo nos vemos o deseamos vernos frente a otros. Sin embargo, nuestros perfiles no representan un reflejo acertado de la realidad de un ser humano, sino de pequeños aspectos que nos gusta resaltar en la misma. Aunque la virtualidad es un terreno cómodo para desarrollar diálogos no siempre es el más cercano ni el más adecuado. Tal vez, tomar un café o hablar por teléfono con una persona cercana en su cumpleaños te puede decir muchísimo más que su Instagram.

5.       La belleza se transforma más rápido de lo que imaginas

A los 20 no estamos en la obligación de tener un estilo definido ni de seguir todas las tendencias de moda y maquillaje, si bien la apariencia es importante, esta es una edad para aprovechar y cuidarnos ya que nuestro cuerpo está en constante cambio. No hay que afanarnos tanto por entrar en los estándares de belleza que creemos que nos imponen las redes, sino de crear los parámetros personales que nos hacen sentir felices con nuestro cuerpo y nuestra mente.

Las tendencias cambian constantemente, para generar nuevas necesidades de consumo o para responder a los requerimientos de los tiempos. Pero no estamos obligados a vernos como nadie y tampoco tenemos porqué aspirar a lo que tienen otras personas ya que nuestra vida y nuestro camino en ella son únicos. Si nos sentimos en paz con nosotros y con lo que somos el resto de personas van a notarlo.

¿Hay algo que les hubiera gustado saber y que solo han aprendido con el tiempo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario