Me acerqué a Ferrante con esceptisismo, porque la veía en
todos los anaqueles de la Librería Nacional y la Panamericana siempre sospecho cuando
inflan demasiado la publicidad hacia un autor, más si la mitad alrededor grita “La
escritora anónima que todos están leyendo”.
Poner de acuerdo a medio planeta me parece difícil y en
literatura hasta sospechoso.
Debo admitir que miré las portadas, leí las contraportadas
de la trilogía napolitana varias veces, de reojo tratando no acercarme a su
obra, el solo hecho de leer las reseñas me incomodaba.
Eso de entrar con profundidad en el universo femenino desde
otra mirada, sentir las cosas simples, retratar la rutina de la vida, el amor,
la formación de identidad y las luchas internas en un Nápoles machista me
provocaba sueño, ya tenía mucho con mi propia vida, lo último que deseaba
era verme reflejada en un libro.
Aun así Ferrante llegó a mis manos, en plena clase de
italiano… tuve que leer El Amor Molesto. (Solo puedo hablar de esta obra, porque sería estúpido hacerlo sin haber leído otras ).
¡Vaya que fue un amor molesto!. Desde el principio nos
pintan a Delia, una mujer aparentemente común, que comienza a descubrir y
conocer a su madre, Amalia, después de muerta. En ella se retratan todos los
pesos de la vida femenina, los dolores corporales propios de las chicas, la
ruptura de la relación y el reflejo maternales en la vida de las mujeres. (esto no es reseña, no les voya decir de que va el libro).
Ferrante describe con acierto la manera en que nosotras no
podemos evitar devolver la imagen de la sociedad en cuerpo y alma. Nos hace
viajar a través de la culpabilidad y el deseo que aparecen con sutileza y palabras
tan simples que se hace imposible no decirme a mí misma ¡Que libro tan sucio y bello!
porque todo en El amor molesto destila olor a polvo, a viejo y a elegancia
encubierta.
Lo único que pude pensar fue “ Te odio Ferrante”, te odio,
porque sacaste a la luz un montón de cosas que nosotras callamos para
protegernos.
Te odio porque pusiste de manifiesto, entre espacios y
caracteres esos amores que necesitamos para vivir, que nos consumen y obligan a
replegarnos internamente, la intensidad que nos desborda, la complejidad que se
teje entre recuerdos y sueños encarcelados en la mente y el cuerpo femenino.
Te odio, Ferrante, porque escribiste un libro que me
sobrepasa y me ha transformado sin querer, que me hizo reflexionar, que logró
hacerme sentir algo.
Después de odiarte un rato pequeño vino lo predecible; pensé:
“Te quiero Ferrante”, esencialmente por que pudiste retratar las relaciones femeninas
sin tanta superficialidad, contigo no hay lugar al tanto
melodrama, no hay riesgo de ser retratada como un cuadro pop o un arquetipo simplista, no prostitutas, no reinas, no estrellas, no madres apenas.
Y sí, Ferrante se
vende como Cocacola, pero calma la sed, al menos por un rato. Si los otros
libros son como El amor molesto, ¡que sean bienvenidos, que me incomoden, que
me enseñen a amarlos! (y por amor a Dios que alguien me los regale por que no tengo un peso para poder leerlos).
Último comentario, no me importa si es hombre o mujer, el
halo de misterio que le han tratado de imponer me parece casi risible, ya han
existido escritores anónimos bien plantados.
Por último: creo que con el primer texto, te quiero un
poquito, Ferrante… por favor no le cuentes a nadie.
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