jueves, 21 de abril de 2016

El peso de una cosmetiquera

Hasta hoy, jamás había entendido el peso  que tienen las cosas que cargamos dentro del bolso o la maleta, llevamos a la hermana mayor de la cartuchera y a la prima del neceser con nosotras:la cosmetiquera,  casi siempre está llena de chucherías o es como Narnia un mundo oscuro y desconocido para la mayoría de los hombres heterosexuales, (aclaro por que hay Gays que me dan tres vueltas y un curso de maquillaje en dos minutos).

Cada cosmetiquera refleja un mundo diferente, allí encarcelamos de manera inconsciente nuestras fijaciones respecto a la belleza, depositamos lo que nos enmascara, que oculta nuestras inseguirdades y defectos, eso que por encima  parece superficial, pero en el interior hace parte de un proceso de querer ser una mejor persona para  nosotros y para los demás.

Cada chica tiene su obsesión; algunas adornan todo lo que miran cargan ejército de cosas para los ojos:  iluminadores, pestañina, encrespador, cuchara, cepillo para cejas, peinilla para pestañas, delineador líquido, delineadores de varios colores en lápices, corrector de ojeras, cremas antiarrugas , colirios, lágrimas artificiales y la lista podría seguir.

Otras tienen el kit dental más perfecto del mundo, un cepillo ninja que se dobla y desdobla, listerine, vaselina, manteca de cacao, brillos claros, oscuros, de tonos medios, rojo intenso, coloretes simples, scrubs que se asoman de manera tímida, más labiales en forma de lápiz que se convierten en rubor, brochas, brochitas y brochotas para pintarse los labios, para enmarcar la sonrisa o vestir las palabras.

Algunas tienen bloqueador solar, base, polvos,  crema para cara y para manos, desmaquillante, antibacterial, antibarritos,antiojeras, antiarrugas, antibrillo, antiedad y una colección de antis que parecen poesía inversa. no se quedan atrás los paños de arroz, el rubor, y una serie de elementos particulares para mejorar la piel, esconder las manchas, fingir que no tenemos poros,  acentuar y emparejar los colores que la vida nos ha dado, como si nuestra imperfección natural no fuera hermosa.

No quiero satanizar el uso de las cosmetiqueras, de hecho me parecen muy bonitas, solo pretendo expresar lo importantes que son en la vida de una chica, hacen parte de la feminidad, los colores que y protecciones que ponemos en nuestra cara para  cada batalla como los guerreros que se pintan la cara antes de combatir.

En estas mini carteritas sin asa también reposan nuestros dolores, pastillas anticólicos, depiladores y otros cuantos símbolos de la feminidad, tampones, toallas higiénicas, pruebas de los altibajos hormonales y personales mas íntimos que nos transforman y modifican desde lo más profundo  del significado de ser mujeres. 

Si usted quiere conocer a una chica, sin necesidad de vaciarle el bolso, o averiguar su vida entera pídale algo de la cosmetiquera, recuerde que el  peso de tantos productos no es peso muerto, y que puede ella no use ni la mitad de esas chucherías, fíjese en lo más gastado.

Entienda que al entrar en una cosmetiquera entra en las cosas que se aman y se odian, las necesidades que se dan por sentadas, en la vida misma, vea con cariño y cuidado los empaques, los olores, los colores,  no se apene por escudriñar, tal vez encuentre las vergüenzas personales que la dueña debe corregir en su cara y su forma de presentarse al mundo.

El peso de la cosmetiquera no es proporcional a la superficialidad de una chica, es relativo a su complejidad.

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