Cada vez que vivimos un instante tenemos 2 posibilidades: grabarlo en nuestra memoria u olvidar y aquí está la clave de gran parte de las decisiones que tomamos en nuestra vida.
Desde pequeña me metieron en la cabeza la importancia de aprender, pero no me dijeron la de olvidar. Por eso debo decir que crecí con cierta reserva al olvido, el vacío y la inconstancia de la memoria asombrosamente inexacta en la mayoría de los humanos. Mi cerebro ha hecho esfuerzos descomunales para recordar datos, diálogos y cosas mínimas que aparentemente no necesitan estar allí.
Esto es porque a temprana edad quisieron protegerme, no me dijeron que cada vacío generado en nosotros construye lo que somos, que las personas somos un compendio de ausencias, rupturas, deseos incompletos. Lo vine a entender en una clase sobre cómo escribir en la que me enseñaron a construir un personaje desde sus miedos, amuletos y sueños.
Aunque muchas veces no lo entendemos, el olvido es la creación de una presencia de vacío en la vida, lo que no es necesariamente malo al momento de alivianar y sanar ciertas heridas. El acto de generar vacío en la memoria puede realizarse de 2 maneras:
- Voluntaria: decidir evitar un pensamiento que ha tenido cierta recurrencia en en la mente hasta que este se vaya o se quede muy bien guardadito (aparentemente hay personasexpertas en eso).
- Inconsiente: dejar que dicho pensamiento se diluya lentamente en el tiempo, que consume y cambia todo de manera inevitable.
Tomar los recuerdos como elementos fundamentales de nuestro ser hace que nos aferremos a ellos y caigamos en el error de definirnos y amarrarnos a cosas que cambian todo el tiempo, dependiendo la coyuntura social de espacio y tiempo en la que ejercemos la acción de recordar, algo así como un baile de memorias indefinidas en un contexto no estático.
Hoy creo que es necesario dejar que el cerebro haga solo la tarea de olvidar tal vez en la cadena de ausencias y rupturas que nos forman reside el poder real de nuestra memoria, no en los fragmentos que guardamos. tal vez, es en el borde entre dolor y el olvido donde se entiende el perdón.
La próxima vez que me ponga dramática, probablemente deberé recordar que el espacio y el tiempo de mis recuerdos son variables, que estoy encapsulando horas de sucesos e imágenes mentales fragmentadas en forma de segundos.
Cada vez que vivimos un instante tenemos 2 posibilidades: grabarlo en nuestra memoria u olvidar, aquí está la clave de gran parte de nuestra vida, por eso a veces resulta productivo equivocarse 2 y 3 veces, no por nuestra estupidez, sino por la capacidad elástica de nuestra dulce olvidabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario